Técnicas para citar sin plagiar (y no agonizar en el intento)

Citar es un recurso indispensable en el campo de la investigación. Por eso es importante conocer las dificultades que vivimos cuando aprendemos a escribir y sobre las posibles soluciones que podemos tener en cuenta al plasmar nuestras ideas y las de otros desde un ámbito profesional.

¿Cuántos vivimos en nuestra carrera universitaria frustración a la hora de escribir o nos sentimos perdidos al redactar un ensayo de acuerdo con un formato de citación que desconocíamos? Imaginemos que estamos ante la famosa hoja en blanco que frustra hasta el mejor de los escritores y bajo el bombardeo de información académica que desestabiliza a cualquier investigador. Escribir académicamente no es una tarea fácil y tampoco interiorizar un formato de citación es algo que se aprende de un día para otro, a veces sentimos que agonizamos en el intento.

Pero, si a ambas actividades las pensamos como técnicas constructivas a ejercitar probablemente sintamos comodidad en nuestro trabajo investigativo. Por técnicas constructivas entendamos aquello que tiene un proceso de conocimiento ordenado y concatenado que puede ser puesto en práctica. No es lo mismo empezar un escrito si primero hicimos una investigación previa de recopilación de información, que formular una hipótesis sin tener conocimiento en el tema y creer que cualquier idea que se nos viene a la mente es válida. La escritura es un proceso ordenado que empieza antes de redactar ese informe, ensayo o artículo que vamos a presentar.

En las aulas de clase: colegios, universidades e instituciones técnicas, muchas veces los profesores damos por hecho que el estudiante tiene herramientas para investigar, o incluso que esa persona tiene gusto por plasmar ordenadamente sus ideas en un escrito. Cuando no tomamos en cuenta el aprendizaje previo de nuestros estudiantes y tampoco el contexto del sistema educativo del país, fácilmente encontraremos a un estudiante frustrado con la escritura y sin ánimos de recibir nuestra clase. 

Probablemente hemos visto un escrito lleno de citas sin sentido y sin comentar, a lo mejor así eran nuestros primeros trabajos en la universidad. Ensayos que parecen rompecabezas o textos plagiados, sacados de internet, como expresión de engaño a los que somos profesores y una manera que el estudiante tiene para salir del apuro. Según Bonilla del Río (2022) el plagio y autoplagio (reutilizar un estudio propia ya publicado como original, sin dejarlo claro al lector) son prácticas frecuentes y motivos de rechazo cuando una investigación la mandamos a concurso o queremos publicarla en una revista internacional. La autora recomienda que evitemos un uso excesivo de citas de un mismo escrito o autor y mención de investigaciones propias. Para ella es importante dar crédito a los autores que estudiamos por muy asumidas que tengamos sus ideas.

El plagio es un problema fundamental que está en el sistema mismo de enseñanza, desde la institución que no ofrece herramientas, cursos y un apoyo constante hasta la actitud académica que tenga el estudiante y profesor con las técnicas de redacción. La cuestión es que a largo plazo, si no tomamos medidas constructivas, será perjudicial en la formación integral del estudiante, los objetivos del profesor y la calidad de la educación en general. Esta falta de empatía por la escritura luego se traslada al mundo laboral. Existen instituciones y empresas donde sus trabajadores no saben escribir un informe o se dedican a plagiar datos de otros centros, al punto de crear un círculo vicioso difícil de romper. 

La clave de citar sin plagiar está en el tipo de formación que brindemos sobre las técnicas de escritura, qué tan informados estemos sobre las consecuencias del plagio y el valor profesional que le demos a nuestra investigación, ya sea una empresa o trabajador, universidad o estudiante, la escritura a nivel profesional tiene que ser una actividad central.

Técnicas constructivas para escribir a nivel profesional

Al realizar una investigación, sea académica o laboral, tenemos que tomar en cuenta las técnicas constructivas del formato y el contenido de nuestro escrito. En primer lugar saber qué tipo de formato de citación vamos a utilizar. Cada formato está hecho para ciertas disciplinas científicas. Hay formatos del documento como tamaño de letra y alineación del texto, abreviaturas, pie de páginas o lista de referencias; al igual que el orden de cada uno de los elementos que tendrá el escrito, desde portada, índice y anexos.

En el caso de las citas, estas se pueden dividir en: citas textuales o parafraseos y  pueden ser narrativas o parentéticas (puestas entre paréntesis). Si se trata de citas cortas o largas (usualmente la extensión depende de cuántas palabras se acepten en el formato de citación) se recomienda que una cita corta sea de menos de 40 palabras, mientras que una larga (de más de 40 palabras) “se escribe aparte del texto, con sangría izquierda aplicada al párrafo en 1.27 cm y si comillas” (Normas APA, 2020). Esto es parte del conjunto de parámetros que son necesarios ver en conjunto al momento de escribir.

Segundo, hay que tomar en cuenta las reglas para citar a los autores dentro del texto: si es uno o son dos, tres o más; si se trata de un autor corporativo abreviado o un autor corporativo sin abreviación; o si vamos a utilizar a un mismo autor con publicaciones de fechas diferentes. Igual para los tipos de escritos con los que vamos a trabajar. Hay diferencia entre citar un periódico, una revista, entrevista o el capítulo de un libro. Para los amantes de los materiales audiovisuales como podcast, películas documentales, audios o videos también existe un formato para cada uno. Por eso es valioso saber cuáles son nuestras fuentes y qué tipo de normativa vamos a utilizar para nuestro escrito.  

En tercer lugar, al final de cada investigación es importante que tengamos en cuenta si vamos a poner referencias o bibliografía. La diferencia es que las referencias, que casi siempre las pide APA, suelen ser aquellos textos, autores y fuentes que citamos dentro del texto, mientras que la bibliografía son aquellos textos que sirvieron de base o inspiración para la investigación pero no se integraron en el cuerpo del escrito. 

Luego hay otra cosa que no nos suelen decir cuando estamos aprendiendo a escribir para publicar. Cada revista, editorial, empresa, institución o academia tiene líneas bien establecidas del formato de citación que utilizan y crean sus propios parámetros de publicación que un investigador debe considerar antes de mandar su escrito a esa entidad. 

Si cada una de estas características las tomamos en cuenta antes, durante y luego de tener nuestro texto, seguramente tendremos éxito con nuestro trabajo. Formato y contenido van de la mano y ambos garantizan que nuestras técnicas constructivas sean reglas bien aplicadas para obtener un resultado de calidad y resolutivo en cualquier campo científico. Con el tiempo y la ejercitación de los formatos de citación podremos apropiarnos de ellos y veremos el impacto que tienen cuando escribimos de manera profesional. Citar y escribir como cualquier deporte requiere de entrenamiento, aprender técnicas y practicar constantemente para evolucionar en nuestra actividad intelectual.

Tips para citar mejor

Para concluir,  en esta sección comparto algunos tips para facilitar la producción del escrito y comunicación con los lectores. Tenemos que tener en cuenta:

1. Si estamos empezando en el mundo de la escritura podemos inspirarnos en otros escritores o especialistas para ver cómo escriben ellos. Copiarnos de su estilo y estructura no es lo mismo que plagiar. Con el tiempo uno encuentra su propia voz, pero siempre es bueno que alguien nos empuje.

2. Plagiar y parafrasear no es lo mismo. Parafrasear es plasmar la idea de un autor que destacamos en el escrito pero que lo expresamos con nuestras propias palabras a un nivel interpretativo o aplicado. Plagiar, es mantener una idea como si fuera propia y no mencionar al autor que la formuló. Un escrito tiene elegancia y sustento cuando los comentarios y parafraseos mantienen al autor y a su idea.

3. Tener en cuenta que diferentes  áreas/diciplinas científicas  requieren de formatos de citación y  elementos especificos para la producción de un escrito. Desde un tipo de portada y numeración de páginas, hasta tablas, figuras, anexos, etc. 

4. Evitar muchas citas sin una intención. Es mejor contar con tres autores y comentar sus ideas que atiborrar de citas sin tener capacidad de crítica. Si una referencia está en nuestro texto es por algo concreto y no para salir del apuro.

5. Citar no es sinónimo de tener la respuesta al problema o justificar nuestro tema. Aplicar una cita de alguien que es visto como “máxima autoridad” es muy común, pero si esta es la única razón entonces caeríamos en argumentos ad verecundiam que es un tipo de falacia lógica que alude a la aportación de datos en un argumento para presentar la imagen de una persona que popularmente es reconocida como si lo que ella dice es un argumento que no se pude invalidar.

6. Mantener citas actualizadas. Cada año hay nuevos aportes en las diversas áreas del conocimiento. Por mucho que nos parezca que nuestra investigación es novedosa, seguramente en algún lugar del mundo ya alguien pensó, escribió y publicó sobre lo mismo. Es importante estar informado de esas publicaciones porque le dará mayor seriedad a nuestro trabajo.

7. A veces una cita breve puede ser más valiosa que copiar una cita textual de diez o quince líneas. El arte de extraer ideas principales nos ayuda a sintetizar y plasmar con precisión lo que se quiere analizar, criticar o sostener con la cita que usamos. Si la cita es demasiado larga nos toca comentar más ideas y esto nos podría crear inconvenientes en el mensaje que queremos transmitir.

8. Conocer las citas oficiales de algún autor, libro o tema. A nivel internacional hay ciertas citas que son comentadas e interpretadas de muchas maneras. Esas citas se convierten en clásicas y son importante tenerlas en cuenta si queremos entrar en una comunidad científica o académica.

9. No sólo citamos textos científicos, literarios o artículos. Una entrevista o una película documental son recursos igual de importantes y cada formato de citación te brinda las formas para ser citados. El testimonio es fundamental cuando se tratan de investigaciones en los que se va a terreno.

10. Disfrutar de todo el proceso de escritura. A pesar que hay momentos frustrantes cuando escribimos y podemos pasar días sin expresar nuestras ideas. El trabajo intelectual y la escritura académica en particular no es un trabajo mecánico, sino dinámico. Por lo que esos altibajos son producto del trabajo intelectual y no hay que verlos como algo ajeno a nuestro proceso.

Finalmente, cuando usamos citas en nuestros escritos tenemos que practicar mucho, comprender los formatos y ordenar el contenido de nuestra información de tal manera que esas técnicas constructivas nos ofrezcan resultados efectivos. El mundo de la investigación nos puede abrir a nuevos horizontes profesionales, aprender de otras disciplinas y conocer especialistas que han aportado en  el campo de estudio que nos gusta. Investigar y plasmar nuestros hallazgos en un escrito va ir de la mano con las horas que cada persona le dedique a su trabajo. No existe un escrito perfecto, pero sí un escrito de calidad. Evitemos esa imagen de la obra maestra en una sociedad donde hay demasiadas publicaciones. Disfrutemos de los formatos de citación como herramientas de aprendizaje para que nuestra escritura sea un ejercicio satisfactorio sin tener que agonizar en el intento.

Referencias

Bonilla del Río, M. (2022, mayo 16). La importancia de citar y referenciar correctamente. Revista comunicar.

Centro de Escritura Javeriano. (2020). Normas APA, séptima edición. Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali.